Mardito dinero

Me estaba planteando distintas formas de escribir este post, pero no sabía muy bien si escribir un post relativamente largo o un artículo en plan más formal. El tema que quiero tratar es peliagudo, porque trata sobre como funciona el dinero. Nosotros, en nuestra vida cotidiana, vemos al dinero como algo material, físico, que incluso aunque no lo veamos porque está en el banco, existe en la realidad. Cuán ignorantes somos hasta que nos damos cuenta de la cruda realidad. Y esta vez no tiene nada que ver con la ciencia ni con la religión, ya que es un invento puramente humano en toda su extensión (bueno, las otras dos cosas también, pero es distinto). Nuestra sociedad está basada en el dinero mucho más de lo que pensamos, hasta límites que pocos conocen realmente, porque nuestro conocimiento del tema es muy básico. Sólo unos pocos son capaces de comprender en toda su amplitud no sólo como funciona el sistema, sino las repercusiones en general para nuestra sociedad.

Sin adentrarnos demasiado en la historia del dinero como tal, que es de por si larga y con recovecos, nos interesa el mundo del dinero desde el mismo momento en que pasamos de tener una economía basada en los bienes a otra basada en el consumo. Porque previamente a este momento, el dinero era un bien más que se intercambiaba por otros bienes, es decir, era un trueque con «truco», porque en realidad el dinero estaba basado en que formaba parte del tesoro nacional. El dinero que había circulando representaba la riqueza del país, y además estaba basado en metales concretos, como el oro, la plata y el bronce. Lo que en la época de la ilustración se convirtió en el famoso «patrón oro», digamos. Pero ya tiempo antes las cosas comenzaron a cambiar. A finales de la Edad Media, los banqueros primigenios, que eran básicamente cambistas de moneda, se dedicaron a extender moneda propia, o talones, que eran billetes de papel donde se marcaba una cantidad de dinero. Ese papel podía ser cambiado por una cantidad de dinero, y claro, hecha la ley, hecha la trampa. Los banqueros comenzaron a considerar su papel moneda como dinero, por la simple costumbre de cambiarlo, y claro, almacenaban papel moneda como si fueran depósitos normales de dinero, y los intercambiaban por otros papeles moneda, de forma que comenzó a usarse como dinero normal, ya que se intercambiaban estos talones igual que las monedas metálicas por otros bienes. Al depositar un papel moneda de ese tipo, los banqueros estaban aceptando introducir una señal por un dinero que en realidad estaba en otro banco, convirtiéndolo en dinero normal con que el que mercadear. Contaban ese dinero «virtual» como si fueran sus propios fondos, y como el sistema se extendió a gran velocidad, se convirtió en una referencia a la hora de pagar.

Esto ya de por si es una tergiversación del sistema basado en el dinero, pero después llegó el truco final. Los banqueros comenzaron a prestar el dinero con interés. Anteriormente, la religión mayormente impedía el préstamo con interés por considerarlo usura, y por lo tanto, pecado. Pero los banqueros consideraron que ya que prestaban un dinero, corrían con un riesgo del que debían protegerse, y que por lo tanto cobrar intereses era legítimo. Como la gente pasó por el aro, ya que necesitaban el dinero, el sistema de usura se estableció como el estándar, durante la Ilustración sobre todo. Pero aquí nos encontramos con dos problemas: el coste del préstamo y el dinero como deuda.

Si el banco te presta un dinero, te pedirá que le devuelvas ese dinero más un porcentaje sobre ese dinero. Pongamos además que 1.000 euros es todo el dinero para todos los clientes del banco y que a todos les va a exigir un 10% de interés. Hasta aquí todo bien. Si 10 clientes piden 100 euros, el banco les exigirá que les devuelvan 10 euros al final del plazo de pago. Habrá que devolver 110 euros. Sin embargo, todo el dinero de los clientes está en el banco, y como hemos dicho ese dinero son 1.000 euros. ¿De donde salen los 100 euros restantes? El banco, viendo el problema, dice: no pasa nada, os añado los porcentajes para el siguiente periodo y tendreis que devolverme, a su vez, el 10% de ese dinero. Así, ahora deben 110 euros más el 10%, es decir, 11 euros cada uno, con lo que al final de periodo estaremos en las mismas. Esto es lo que ocurre con el dinero que hay en un país. El dinero de una nación es siempre el mismo, a no ser que el estado fabrique más, pero el Banco Central del país se lo presta a la propia nación con un porcentaje de interés, que cada vez es mayor porque es imposible de devolver. Naturalmente, esa deuda que se agrega con cada periodo que no se devuelve es dinero, con lo que aquí estamos ante el segundo truco, el dinero como deuda. Los bancos comenzaron a darse cuenta de que si hacían que la deuda de los prestatarios fuera dinero, podrían ampliar su base de préstamo (el auténtico negocio de un banco) con cada préstamo realizado. Así, al prestar, están generando deuda que a su vez se convierte en dinero en el que se basan para realizar otros préstamos.

Esto es tan complicado como parece. El sistema funcionó tan bien que en poco tiempo la economía al completo comenzó a basarse en este sistema, y el propio crecimiento de la economía se fundamentaba en la creación de dinero-deuda. Como los bancos parecían tener cada vez más dinero (deuda, recordemos), podían prestar cada vez más, y eso dio lugar a que llegado un momento, el dinero que se prestaba ya no era dinero respaldado por moneda de curso legal, sino por otros préstamos previos por pagar. Así, la gente se endeudaba más, y para pagar sus propios préstamos debían endeudarse más. Además, los bienes ahora pasaban a pagarse con dinero-deuda, con lo cual, cualquier de los bienes en el patrimonio de una persona es en realidad propiedad del prestamista, ya que se ha pagado con su propia deuda de préstamos anteriores.

¿Cuál es el resumen de toda esta pirula mental? Que hoy día vivimos en un sistema donde el dinero real existente en la economía es un mínimo con respecto a lo que los bancos dicen tener. ¿Por qué se les ha permitido esto? Porque los gobiernos están metidos hasta el cuello en este sistema igual que los ciudadanos. También dependen de los bancos (y del propio Banco Central) para realizar sus transacciones, con lo que podemos decir que desde el gobierno de la nación hasta el más humilde ciudadano le deben todo, literalmente, a los bancos. Estas empresa han hecho de su negocio un arte, y hasta ilustres economistas han llegado a confesar que a pesar de lo chunga que es la cuestión, nuestra prosperidad depende en gran medida de que seamos capaces de generar deuda ilimitada. Eso sí, luego pasan cosas como las del Crack del 29, que no fue ni más ni menos que la consecuencia lógica del desmoronamiento de este sistema tan complejo. Debido a los tiras y aflojas del Banco Central, los pequeños ahorradores comenzaron a exigir a los bancos su dinero. Estos, lógicamente, no lo tenían, porque sus fondos en realidad estaban todos basados en la deuda, con lo que no tenían con que pagar materialmente a los clientes. Ahora ya se han habilitado sistemas para controlar esto, como los tipos de interés (el famoso Euribor en nuestro caso), que permiten ajustar la cantidad de dinero que se presta con sus subidas y bajadas.

La consecuencia de todo esto es que nuestras propiedades, lo que consideramos que es nuestro, no es nuestro. Pertenece a los bancos. Cuando consideramos que una casa, un coche, o cualquier otro objeto es de nuestra propiedad, miremos dos veces antes de realizar tal afirmación. Esa propiedad se habrá pagado con dinero-deuda, con lo que en realidad, es propiedad del banco, no nuestra. Si por desgracia volviéramos a vivir tiempos como los del año 29, tengan ustedes por seguro que viviríamos momentos de mucho miedo. Podrían echarles de sus casas, quitarles todos sus aparatos, vehículos, etc., ya que ninguno de ellos ha sido pagado con dinero real. ¿Que debería redefirnirse el sistema? Pues parece ser que sí, pero hay que encontrar una respuesta a nuestro crecimiento acelerado basado en recursos limitados. El sistema basado en dinero-deuda funciona, y no parece colapsarse en la actualidad, pero, por poder, podría ocurrir, y entonces sería catastrófico. Seguiré tratando este tema con más tranquilidad en otras entregas, porque como habrán podido percatarse, todo esto tiene tela marinera.


  1. ¡Heavens! No me digas que el piso que tengo en propiedad (hace dos años terminamos con la hipoteca) no es mío, porque me da un ataque.
    A veces es mejor vivir en la ignorancia.

  2. Tal y como está estructurado el sistema, desgraciadamente, todos los bienes han sido pagados de una forma u otra con dinero-deuda, con lo que efectivamente, lo que consideramos de nuestra propiedad no lo es. Para pagar ese piso, por ejemplo, acudiríais a una hipoteca, que es un préstamo al fin y al cabo. Aunque hayáis pagado ese préstamo, lo habéis pagado con vuestros sueldos, que a su vez es dinero proveniente o bien de otras personas o bien de otros préstamos. En el caso de que provenga de otras personas, estas a su vez lo habrá obtenido de otros sueldos o de otros préstamos. El préstamos es omnipresente en todo el sistema económico, porque es la base de nuestra economía. Es lamentable que sea así pero este es el estado de cosas.

    Dicen que la ignorancia da la felicidad, y es cierto, porque cuanto menos sabes de las cosas menos posibilidad tienes de que te de un ataque sabiendo como está el mundo. Pero por otro lado si eres un feliz ignorante también te pierdes otras cosas que te pueden hacer igualmente feliz, aunque de otra manera. Que desastre…

  3. Alexa Cohen

    Espera un momento. Yo sé que mi casa es del banco. Eso lo llevo diciendo desde que contraté la hipoteca.

    Pero mi piso no; es mío. No haý hipoteca. Me da igual lo que diga el sistema o la macroeconomía.

    Al primero que se acerque a mi piso con las perversas intenciones de devolvérselo a X por no sé qué esotérica teoría económica, pues le suelto a los perros para que le coman las pelotas y lo denuncio por allanamiento de la propiedad, intento de robo, nocturnidad, alevosía, violencia de género y violencia de número y de ser un franquista de mucho cuidado.

  4. Jodo, y luego dices que te meten en spam… XDDDD Claro que es una jodienda, pero por mucho que lo neguemos no deja de ser menos cierto. Todo lo que pagamos, me da igual que sea por medio de un préstamo o a tocateja, en pagado con dinero que ha nacido en algún momento de un préstamo. Incluso las cosas muy antiguas, que pueden tener 100 o 200 años, como muchas casas, tanto en la ciudad como en el campo, han sido producto de un empréstito o préstamo de cualquier tipo. El sistema monetario de moneda fraccionaria lleva funcionando siglos, y es gracias a lo cual que vivimos en el mundo desarrollado en el que nos encontramos. Puedes ser todo lo violenta que quieras, pero será mejor que no caigamos en una cosa parecida a la de los años 30, porque entonces la violencia no servirá de mucho para retener lo que consideramos que es nuestro, aunque no lo sea.