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Érase una vez…

Una vez descubierto el streaming, te engancha. No te tienes que bajar nada «ilegalmente» y tienes una cantidad importante de material que puedes ver como y cuando quieras. Es la nueva tele. Pero bueno, voy al grano. Soy aficionado a la animación, y un tanto por nostalgia y otro tanto por recordar, me he estado viendo la serie «Erase una vez el hombre». Sí, es una serie de los 70 y por lo tanto adolece de una calidad de producción inferior a lo que estamos acostumbrados, pero aún así te pegas en la pantalla para verlo y además, el iletrado en Historia aprende cosas. Pero no me esperaba ver lo que vi, anoche, al visualizar el último capítulo de la serie. Mientras que en el resto de episodios van narrando sucintamente distintos episodios de la Historia (con los reconocibles personajes de Pedro, Gordo, el Maestro…) desde los orígenes, poniendo siempre un cierto acento crítico a la naturaleza hostil y bipolar del ser humano, el último capítulo me ha sorprendido agradablemente en muchos aspectos. Desde un punto de vista del futuro, narra como es nuestra época actual, en la que vivimos ahora. Alguno dirá que como podían hablar de ello hace 30 años. Pero os puedo asegurar que aciertan de una forma alarmantemente importante. Describen nuestra sociedad post-moderna prácticamente al dedillo. Incluso aciertan con ciertas cifras, como las de la población.

Pero lo más impresionante de todo es que describe una sociedad basada en el consumismo, la producción exagerada de oferta, la destrucción del medio ambiente, la creación de bandos a nivel mundial que entran en conflicto para satisfacer sus necesidades de autoridad y poder, y económicos, la sumisión de la población a los poderosos y a la economía, y la destrucción final del planeta a nuestras manos (cosa que obviamente no ha pasado pero que si las cosas no cambian radicalmente terminará ocurriendo). Lo que pasa es que al final deciden darle un toque de esperanza, suponiendo que sobrevivirán los más sabios e inteligentes que intentarán comenzar de nuevo, pero claro, eso ya es ciencia-ficción…

Recomiendo vívidamente su visionado. No dura mucho. Aunque no se pueden insertar videos de MegaVideo aquí, os dejo el enlace para que lo sigais. Si no estais apuntados al sistema tendreis que dar algún click de más. Disfrutadlo. Algunos lo reconoceréis con nostalgia y otros lo veréis de nuevas, pero observar hasta que punto unos dibujos animados pueden darnos información sobre como es nuestro mundo.

http://www.megavideo.com/?v=YB26OI10

España

Estaba leyendo un artículo, muy correctamente titulado «No es país para honrados«, y bueno, qué decir. Sin contar nada nuevo ni recóndito, nos dice claramente algo que por desgracia en realidad sabemos, pero que aparte de eso no llega mucho más lejos: que somos el país de la pandereta y picaresca, aunque desde luego no de ahora. Llevamos siglos predicando con el ejemplo. Una de las razones por las que España perdió todo lo ganado, nada menos que a lo largo de 4 siglos, es por esa capacidad de autoengañarnos y engañar a los demás que al parecer está grabada a fuego en nuestros genes. En el artículo se dan unos pocos ejemplos, pero hay tantos… ¿Pero saben qué? Que no todo es culpa nuestra.

Nuestros gobernantes nos han hecho así a lo largo de los siglos. Es sabido que Castilla era una tierra de prohombres (y de hecho llegó a convertirse en la cultura occidental más exitosa durante un cierto tiempo, sin desmerecer por supuesto al resto de reinos de la península, pero Castilla era el reino más grande y exitoso de su época, aunque Aragón no le iba a la zaga), pero terminó convirtiéndose en el hazmereir del mundo entero tan sólo dos siglos más tarde (ya convertida en España como tal), gracias a los pazguatos, impropios y desagradecidos gobernantes que teníamos,  y a una administración pública que hacía aguas por todos lados. Eso creo incontables generaciones de ciudadanos desagradecidos y timoratos, y así hemos llegado a nuestros días. Mientras que el resto de países iban convirtiéndose poco a poco en potencias mundiales, España se iba reduciendo a la mínima expresión, acentuando nuestra incapacidad para sacar adelante un país que ya habíamos dado por perdido tiempo antes.

Tenemos los líderes que nos merecemos, como ya hemos dicho otras veces. Esos líderes son reflejo exacto y completo de nosotros mismos. De hecho, no es que haya precisamente un clamor popular por el caso Gürtel, por decir algo. Es más, estoy plenamente convencido de que si esto no afecta demasiado negativamente a Camps, este sería capaz de volver a ganar en unas elecciones. Gente como Costa, incluso, tiene la mala baba de sacar pecho y, como poniéndose delante del toro, retar a todo el que se tercie ni siquiera a decirle ¡ladrón! En cualquier país de nuestro entorno, cosas como las que están pasando harían dimitir en manada a todos los implicados, sólo por la vergüenza pública que supone, pero como aquí ninguno tiene la más mínima vergüenza, simplemente se van de vacaciones, y vuelven frescos para capear de nuevo el temporal. Aquí paz y después gloria.

Esto es España, señoras y señores. Ni más ni menos, la que llevamos construyendo entre todos unos 500 años. Pero como digo, esto no escandaliza a nadie. Las cosas están bien así. No es necesario cambiar nada. ¿Para qué hacer tal esfuerzo? Eso sí, espero que todo aquel que se sienta satisfecho y orgulloso de saltarse las normas de tráfico, sortear a Hacienda de mil formas diferentes, racanear a los empleados hasta el rato del café, contratar inmigrantes ilegales, irse de los sitios sin pagar, engañar inflando los precios, ir de botellón, traficar con drogas, no hacer facturas para librarse del IVA, usar prefijos telefónicos para engañar a la gente, ensuciar las calles con todo tipo de basura, y un sinfín más de actividades que realizamos habitualmente en este país como una forma normal de comportamiento, no se les ocurra ni por un momento criticar al PP, ni al PSOE, ni a ningún corrupto. Somos todos los que hemos creado a esta basura de líderes. Vamos, no quiero oír ni una voz.

Actualización: Como de costumbre, Gabilondo diciendo lo que no dice nadie.

Cine: Ágora

Tenía ganas de verla por diversos motivos: primero porque es de Amenabar, al que considero que es el único salvador del cine español en estos momentos; segundo por la temática, tremendamente arriesgada para el estado del cine en estos días que corren; y tercero porque podía levantar cierto revuelo, como parece ser que ha conseguido, al menos en algunos sitios. Voy por partes.

Para los que todavía no estén al loro, narra los últimos años de vida de Hipatia, una filósofa del siglo V de nuestra era en Alejandría. Daba clases en la famosa Biblioteca, la acumulación más grande del conocimiento antiguo. Básicamente la película nos cuenta qué paso en la segunda destrucción de la Biblioteca, dirigida por entonces por su padre, y como el cristianismo se va apoderando de todo hasta que los paganos, incapaces de detener el avance, o terminan convirtiéndose, o como en el caso de Hipatia, prefieren vivir en su mundo interior de razón y lógica antes que caer en la trampa de la fe. Aunque muchos ya se pueden imaginar el final, no lo voy a contar por si alguien todavía es tan tierno de pensar que la heroína puede con todo.

Bueno, aquí hay varias cuestiones a tener en cuenta y que quiero ir deshilvanando poco a poco para que tengamos una idea clara de lo que tenemos enfrente. Lo primero, como dije antes, es que es una película de Amenabar, y por eso esperaba lo que me encontré, aunque me ha decepcionado un poco. Me explico. Amenabar es un director técnicamente excelente y sabe contar historias (lo que no pueden decir el 90% de los directores españoles actuales), pero tiene un defecto que se ha visto claramente en esta película: las cuenta todas igual. Con la excepción de «Mar adentro», que no tuve ni maldita gana de ver (no porque considere que pueda ser mala, que seguramente no lo es, sino porque el tema no me interesa en absoluto, ya que no estoy de acuerdo con lo que hizo ese señor, pero eso da para otro artículo…), todas sus películas adolecen de una cosa, que en ocasiones viene muy bien, pero en otras como esta canta mucho: lo mira todo por encima, como si fuera una especie de «dios» que observa todo desde las alturas y que imparcialmente va narrando lo que ve. Eso, en «Abre los ojos» estaba bien, ya que la historia de por si permitía esa licencia narrativa perfectamente (todo estaba mezclado, sueño y realidad), pero aquí no pega bien. Es una historia real, ocurrío (más o menos, luego veremos los peros) de forma semejante a como se cuenta y por lo tanto, la narración «desde arriba» queda como extraña. Parece que el propio Amenabar no quiere pringarse con la historia, no la hace personal, y eso se nota en todo el metraje. Esto ya lo noté en el trailer, y por eso no tenía yo buenas vibraciones. Pero aparte de esto, considero que la película como tal es buena. Luego me meto más en harina con el argumento, pero está bien realizada y los actores en general están bastante bien. La ambientación sin duda es excelente y la película dice lo que quiere decir, que ya es bastante. Mi crítica, pues, va más dirigida al director que a la película en si. A pesar de ello, sigo expresando mi admiración por el gran cineasta que es y que va a ser Alejandro Amenabar.

Segunda cuestión, el tema. La apuesta de Amenabar es arriesgadísima: hacer una película histórica (en los tiempos que corren, y de hecho son escasísimas), ¡sobre una científica de hace 1500 años! Seguramente escuchó, múltiples veces, que era una locura. Primero por hacer una biografía de alguien que no conoce casi nadie, que vivió hace tantísimo tiempo, que se dedicaba a la ciencia, y que además era mujer. Tanto desatino junto tiene que pasar factura. Veremos como es la recaudación, pero el sábado, cuando fuimos a verla, había media sala vacía. Aquí, ya lo sabemos, hay varios culpables. En este blog ya hemos comentado la situación del cine español y el hastío de los españoles para ir a la salas de cine. Lo que antes se llenaba prácticamente todos los fines de semana ahora sólo cubre la mitad de las butacas. Y al terminar la proyección comprendí porque la mayoría de las salas se construyen con la mitad de butacas que tenían antes: los gerentes de los multicines no son idiotas, y saben perfectamente cúal es la tendencia. El otro día fui a ver «Los sustitutos», con Bruce Willis, y había incluso menos gente. Joder, que es Bruce Willis. Todo esto me está convenciendo de que efectivamente todo va cuesta abajo. Si a esto le sumamos que mucha gente escucha la expresión «cine español» y automáticamente se queda en casa, pues podemos entender que la última de Amenabar esté teniendo problemas para atraer al público. Y por último, la temática. Luego comento más el tema, pero una época histórica que se está comenzando a conocer en los últimos 150 años, hábilmente ocultada por la jerarquía eclesiástica durante siglos, y protagonizada por una total desconocida cuyo legado en este mundo fue defender su derecho al conocimiento por encima de la fe, pues digamos que a la mayoría de la gente se la trae flojísima, sobre todo en nuestro país, tan culto y versado. En ese sentido, me quito el sombrero ante el atrevimiento del director, a pesar de que pueda ser predecible su descalabro en taquilla.

Y tercero, la polémica. Lo que narra la historia puede parecer simplemente un biopic, pero no lo es. Primero porque se tienen tan pocos datos en concreto de esta mujer, Hipatia, que sólo se pueden hacer especulaciones. De hecho, Amenabar se toma una serie de licencias que siendo más o menos correctas, pueden criticarse desde varios frentes, tanto en sentido positivo como negativo. Pero la historia de Hipatia es, en realidad, una excusa. Lo que se intenta contar, en realidad, es la lucha entre fe y filosofía (lo que por aquella época podía ser denominado como ciencia, denominación que sólo fue tomada en cuenta a partir del siglo de las luces). Pero da igual que fe. De hecho, Amenabar nos describe a una Hipatia pagana pero que no profesa ninguna religión. Es más, se ve que le importan tres nisperos los dioses, siendo su única y exclusiva vocación la razón y la lógica. Ese es el meollo de la cuestión. Tanto paganos como cristianos demuestran tener poca cabeza sobre los hombros al hacer lo que hacen, mientras ella se muestra incólume ante su visión filosófica del mundo, la única posible según la razón humana. Esta forma de pensar no se recuperaría hasta el siglo XVII. De hecho ya varios siglos antes que Hipatia, Sócrates ya denostaba la crencia en los dioses para llegar a la verdaderá iluminación del conocimiento, y por ello fue ajusticiado. En este caso, la historia se repite en Hipatia. Realmente no sabemos si fue ajusticiada como se relata en la película, pero digamos que Amenabar intenta reflejar un hecho: el cristianismo terminó con siglos de conocimiento para sumir al mundo occidental en una oscuridad que duró nada menos que unos 1000 años. Hipatia, en este caso, es el totem que el director utiliza para reflejar tales acontecimientos. Se trata, pues, de un filme que no sólo narra cosas, sino que tiene múltiples lecturas y visiones del mismo tema: la lucha entre razón y religión. La expresión «Yo creo en la filosofía» indica a todas luces la intención del director con la película: no es posible unir fe y razón en una misma persona. Si decides ver el mundo con los ojos de la ciencia, la fe termina en un segundo plano, sobre todo si eres cristiano. No es posible aunar por ejemplo una creación del mundo basada en la física y la biología con lo que dicen las escrituras. Otra cosa es que puedas o no tener la creencia en una idea abstracta superior como es la de Dios, pero es imposible creer en un dios creador del Universo y al mismo tiempo admitir la teoría del Big Bang. Esta incompatibilidad es la que rezuma toda la película y que ha hecho que me haya gustado mucho.

Pero además, se cuentan cosas que a la Iglesia no le interesa que se sepan. Amenabar da una de cal y otra de arena a todo el mundo (paganos, cristianos y judios), pero lo que sabemos hoy de forma incontestable es que la biblioteca fue destruida por los cristianos (dirigidos por el obispo Cirilo, que luego sería padre y doctor de la Iglesia), y que su sinrazón condujo a la destrucción de todo el conocimiento posible acumulado hasta entonces. Si la Biblioteca simplemente hubiera almacenado textos religiosos, probablemente no hubiera sufrido la quema de sus textos. La Biblioteca almacenaba el conocimiento científico acumulado de siglos atrás. Teorías que los líderes religiosos cristianos no podía soportar porque daba a entender que el mundo no giraba en torno a su dios, si no a una serie de leyes universales que regían desde el más pequeño átomo hasta la estrella más enorme. Ese conocimiento debía ser destruido y así lo hicieron. El cristianismo atrasó a la especie humana durante un milenio (en realidad más, porque la ciencia no volvió a renacer hasta hace casi unos 300 años). La Iglesia católica ha conseguido, por ejemplo, que la película no pueda distribuirse de momento en Italia. Dicen que no, claro, que van a decir, pero es muy raro que en todo un país no hayan conseguido distribuidor. Alguien habrá tenido algo que decir al respecto, ¿no? Y aquí en España, por supuesto, está recibiendo muchas críticas del espectro ultra-católico y la derechona, que no pueden comprender que la historia real pueda ser esa. La Iglesia lleva siglos lavándonos el cerebro y lo ha conseguido muy bien, pero el conocimiento no se puede detener.

A modo de anécdota, contaré que cuando salimos de la sala, mi novia estaba encantada y repugnada al mismo tiempo por la película, y me expresó su repulsión por la ideología religiosa expresada por la Iglesia. Me chocó, ya que aunque nunca ha sido especialmente creyente, yo le había contado estas historias durante años y nunca me había hecho caso. Ha tenido que ver una película para enterarse de tales acontecimientos (sobre todo, le impresionó la destrucción de la Biblioteca y su conversión en templo cristiano). Si esa fue la reacción suya, espero que haya sido también la de más gente. El conocimiento de esa época, que se nos ha negado durante tantos años, puede ayudar a que la gente vea la gran mentira que ha sido el cristianismo desde sus inicios y que aquí he atacado en varias ocasiones. En definitiva, recomiendo a todo el mundo que vea la película, basada, por mucho que algunos nos quieran confundir, en hechos reales, y que nos da imagen de un mundo que era mucho mejor de lo que nosotros creemos y que fue olvidado por el interés de poder y sumisión de la todopoderosa Iglesia católica. Espero que la veáis con mentalidad abierta y con los ojos de la razón, única forma de entender realmente esta historia.

pujolLos recovecos de la historia son infinitos:

Jordi Pujol desvela que Enrique Múgica le propuso en 1980 sustituir a Adolfo Suárez por un militar.

Esto es lo que dice Pujol en su biografía. Yo no tengo porque pensar que no dice la verdad, aunque claro está cada uno es libre de despachar su parecer caiga quien caiga. De ser cierto, hemos tenido una izquierda socialista mucho menos moderada de lo que podríamos pensar en un vistazo ligero. ¿O tal vez eran las necesidades del momento? Es difícil de saber. Lo que es cierto es que había mucha gente incómoda en ese momento. En realidad todos eran incómodos para todos. Y está claro que la idea de democracia en aquel entonces era poco menos que un barrunto sin capacidad de consolidación.

Siendo sincero, me sorprende poco. Claro que estas cosas mandan al garete la imagen de unos cuantos, establecidas sobre la supuesta lucha democrática. De los que venían del antiguo régimen no sorprende, pero ¿y los otros? ¿Qué excusa tenían? ¿Simplemente la ansía de consecución de poder? Recordemos que gracias a la famosa «transición» que hicieron estos pillos tenemos la «democracia» de hoy día. Si andaban con estas cosas entonces, ¿qué podemos esperar hoy día de ellos y de lo que nos han legado? Poca cosa, a mi entender.

Ejemplo de artículo inexacto

A continuación os presento un artículo que podríamos denominar, cuanto menos, inexacto:

Público.es – Los 10 momentos más importantes de la historia de las Tecnologías de la Información.

Y vamos a ver porqué:

  • Cobol: sí, es un lenguaje antiguo, sin duda, que todavía tiene una gran implantación en bancos principalmente, pero de ahí a ser uno de los 10 momentos más importantes de la historia va un paso. Lenguajes como Algol, Pascal o C merecen ese puesto bastante más.
  • Arpanet: efectivamente, el inicio de la red de redes, sin duda alguna, pero las notas a las que hace referencia el artículo no son de 1969, sino de 1962. Nos tenemos que informar un poquito más, señor quien sea que ha escrito esto, porque no sale por ninguna parte.
  • Unix: bueno, estamos de acuerdo también en la importancia de este sistema, sin duda alguna, y por una vez no ha ninguna incorrección.
  • El primer ordenador portátil: nada que decir al respecto ya que en los comentarios del artículo se especifica claramente que el modelo Compass no es de 1991, sino de 1982.
  • Linux: bueno, bueno, bueno… Frase «legen-daria»: «Linux HA TRAÍDO LA LICENCIA GPL Y EL CÓDIGO ABIERTO…», y no sigo porque todo lo que dice ese párrafo es una cantidad de chorradas como una casa. Primero, la GPL existe desde 1984, cuando el señor Stallman se la inventó porque estaba hasta los guichis del código cerrado que imponían las nuevas compañías de informática. ESE y no otro es el origen del open source o software libre. Linux simplemente fue liberado bajo esa licencia, pero la licencia como tal ya era conocida desde hace mucho tiempo antes, y el software libre y el código abierto, también, por supuesto, no sólo con la GPL, sino con otras licencias como la MIT y la BSD. Lo único que puede llevar a Linux a esta lista es que efectivamente, ha supuesto una revolución al llevar un sistema potente a todo el mundo, sin excepciones.
  • Window 95: la madre de diox nuestro señor… Atención a la frase: «el escritorio se estandarizó con la barra de herramientas, el menú de inicio, los iconos y el área de notificación»… ¡Si eso ya existía desde hacía mínimo 10 años antes! Tanto Macintosh como los sistemas gráficos para Unix ya poseían esas características de largo cuando apareció Windows 95. Y la frase final es de órdago. Viva el conocimiento informático. Windows 95 fue una de las peores lacras que hemos tenido que vivir los sufridos usuarios de PC en décadas.
  • La burbuja de las puntocom: la primera en la frente. Dice que pasó en 1990… Pues será con permiso del señor Berners-Lee y del CERN, porque no existía la web todavía… Pasó en el 2000, a ver si nos enteramos, señores de Público. El resto del párrafo, pura palabrería.
  • El regreso de Steve Jobs a Apple: que cantidad de paridas por palabra cuadrada. Primero, el señor Jobs YA ERA el puto amo cuando fundo Apple con el señor Wozniak hace como 30 años (un poco antes, de hecho). Ya creaba «hype» en el mundo informático mucho antes del iPod, el MacOS X y todas las chorradas que fabrican ahora. Y recordemos que es el creador de Pixar, NeXT y otra cantidad de cosas que lo convierten en el maldito amo del chip. Y lo del iPhone… Yo ya tenía teléfono táctil como 5 años antes de que apareciera el iPhone. Contrastando noticias, sí señor.
  • Napster: que tuvo una influencia clara en el P2P, eso no lo duda nadie, pero fue un estrepitoso fracaso tanto tecnológica como comercialmente. Además, lo compara curiosamente con el BitTorrent, cuando no tienen absolutamente nada que ver tanto técnica como estructuralmente.
  • Wikipedia: reconozco que es un momento importante del mundo público de la informática, pero como resaltan en los comentarios del artículo, no es un momento de la informática, sino de la información, como mucho. Pongamos a cada uno en su sitio.

Todas las listas son parciales y no se pueden cubrir los aspectos realmente importantes, pero es que esta lista tiene tantas incorrecciones, inexactitudes y falsos positivos que da miedo, aparte de dejarse cosas realmente más importantes, como la invención del PC como tal, la Web, la invención del móvil, que sí son tecnologías de la información, y no Napster o Wikipedia, o lo de Jobs, que hay que tener narices de meterlo ahí con calzador. A ver si nos ponemos las pilas, señores de Público, que publicamos cualquier cosa y esto no está bien para la imagen de un periódico que aspira a ser serio.

Esta página que os presento llevaba meses en la recamara y por fin la lanzo, aunque no garantizo que pueda continuar con ella en breve, pero lo intentaré.

Básicamente, os ofrezco la lectura de un libro en mi opinión imprescindible para cualquiera mínimamente interesado en la religión (cultural e intelectualmente hablando, me refiero) y en lo que ha sido la religión más grande de la historia, desde los inicios. Naturalmente, los creyentes serán recelosos y no podrán soportar fácilmente que les digan algunas cosas, pero si se tiene la mente lo suficientemente abierta, se pueden aprender un buen montón de cosas que yo, al menos, considero necesarias para un desarrollo cultural adecuado en el mundo en que vivimos. Para aquellos que no sean creyentes, este libro abrirá nuevas posibilidades de entender este mundo nuestro y como se ha llegado a convertir en lo que es. Porque aunque muchos no se den cuenta, a decir verdad el cristianismo ha modelado nuestro mundo hasta límites insospechados.

La conspiración de Cristo